Las enigmáticas piedras conocidas como las «esferas de Klerksdorp», encontradas en una roca de 2.800 millones de años de antigüedad, han sido objeto de debate y especulación desde su descubrimiento. Aunque inicialmente se creyó que estas esferas eran artefactos tallados por una antigua civilización, las investigaciones posteriores han revelado una explicación más terrenal para su origen.
Las esferas de Klerksdorp fueron descubiertas en las minas cercanas a Ottosdal, en Sudáfrica, durante la segunda mitad del siglo XX. Estas esferas, con un diámetro de hasta 10 centímetros, presentan una superficie pulida y líneas talladas que se asemejan a una pelota de criquet. Lo sorprendente era que se encontraron incrustadas en una roca de pirofilita que se formó hace 2.800 millones de años, en una época en la que la vida aún inteligente no existía en la Tierra.
Estas esferas fueron llevadas a la localidad de Klerksdorp, en Sudáfrica, donde fueron estudiadas y exhibidas en el museo de la ciudad. Sin embargo, en la década de 1980, surgieron teorías pseudocientíficas que atribuían un origen extraterrestre a las piedras, afirmando que eran evidencias de la presencia de seres extraterrestres en la Tierra antes de la aparición de los humanos.
El geólogo sudafricano Bruce Cairncross, de la Universidad de Johannesburgo, desmintió estas teorías y explicó el verdadero origen de las esferas de Klerksdorp. Según Cairncross, estas esferas son comunes en formaciones de pirofilita y no son más que concreciones esféricas compuestas por diferentes minerales presentes en la roca huésped. Estas concreciones se forman a lo largo de millones de años bajo la presión y el calor dentro de una roca más grande, y han sido moldeadas por la erosión del agua. Las líneas paralelas visibles en las esferas son en realidad capas acumuladas durante largos períodos de tiempo, resultado de las huellas dejadas por la roca huésped.
A pesar de las teorías sensacionalistas que han rodeado a las esferas de Klerksdorp, la explicación científica respaldada por Cairncross descarta cualquier origen extraterrestre para estas piedras. Estas esferas son simplemente formaciones geológicas naturales que se han conservado a lo largo de milenios y no tienen ninguna conexión con civilizaciones antiguas o visitas alienígenas.