INVESTIGADORES DE LABANCESTRAL APORTAN EN LA PRESERVACIÓN DE PRÁCTICAS
ANCESTRALES EN COMUNIDADES ORIGINARIAS DEL TAMARUGAL

Feb10,2023 #iquique #labancestral #unap

El reconocimiento, pertenencia y forma de vida que han desarrollado por siglos las
comunidades originarias, desde sus costumbres, la cultura, la forma de enseñar, de
transmitir y organizar las estructuras sociales y familias, hoy están en peligro de extinción.
El proyecto ANID, LabAncestral ha realizado talleres en terreno y actividades con
diferentes comunidades para catastrar, conocer y reconocer, las técnicas de producción
utilizadas históricamente por las comunidades ancestrales y rurales de la provincia del
Tamarugal.
Este trabajo se ha realizado con el fin de incorporar estrategias que propendan mediante
la mirada de la Ciencia, una mejora complementaria en la eficiencia de las mismas, donde
las comunidades actuales y futuras (sobre todo hijos y jóvenes profesionales del
territorio), puedan dar continuidad a las prácticas de sus padres o ancestros. Con una
oportunidad competitiva que contribuya en la calidad de vida y que frene además la
creciente migración, donde el desarrollo agroalimentario sea más justo, armónico,
inclusivo y respetuoso del territorio y su gente. 
Ceferino Castro, Gestor de la Información de LabAncestral comenta que, “uno de los
desafíos que debe plantearse todo investigador es, conocer la realidad, interpretarla y
sistematizarla para que pueda seguir registrada de una manera que sea accesible a todas
las otras comunidades y culturas. Ese traspaso tiene muchos desafíos y uno de esos
plantea que el investigador tiene que interactuar con las personas que son de las
comunidades ancestrales y lograr esa empatía, para poder entender, comprender,
asimilar y después transcribir, con la mayor rigurosidad posible”.
El núcleo de la ancestralidad, “el Ayllu”
El Ayllu eran estructuras muy bien formadas, que encerraban las costumbres, la lengua, el
respeto hacia los mayores, la forma de llevar sus economías internas, la forma de
prosperidad, la forma de generar y enlazar nuevas familias. Frente a esto, el investigador
que a su vez representa a la etnia Quechua en el proyecto indica que, “hay mucho respeto
en la forma como se llevaban las comunidades antiguamente, había un cariño hacia todas
las personas que eran parte de la comunidad. Hoy es un concepto que es difícil de
mantener en cualquier comunidad, pero en el Ayllu era una manera natural de hacerlo,
porque era la base”.
Castro comenta además que, como formadores y universidad, se tiene un rol fundamental
en el rescatar, resguardar y después transmitir lo investigado y enfatiza sobre los avances
en confianza y apoyo obtenidos con las comunidades, “visitamos individualmente a
muchas personas en distintas comunidades, y después desarrollamos una segunda visita

en la que realizamos un taller, y ellos asistieron a éste, eso nos da una buena pauta para
decir que tenemos una empatía y una llegada y una comprensión y participación de las
personas que conforman estas comunidades. Esperamos que haya una tercera llegada, en
donde les queremos entregar un reconocimiento, dándoles a entender que nosotros
reconocemos y respetamos estas prácticas ancestrales, y que ellas justamente son las que
tienen ese legado”.

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